La historia de hoy tiene como protagonista a un ser más que especial: un peludete rescatado de raza Pitbull. Si bien amo a todos los animales, sin distinción de raza, color, tamaño o especie, quienes me vienen leyendo saben que, he subrayado en más de una ocasión una clara defensa hacia estos peludetes en particular, dado el grado de discriminación que sufren a diario por porte de “nombre” y condiciones físicas. Una más de esas categorizaciones humanas que tanto daño hacen. Por eso, elegí para este sábado, contar cómo, una vez más, estos hermosos seres dejaron bien en claro que si han algo que hay que destacar sobre su esencia es nada más y nada menos que su nobleza.
Ocurrió en Pensilvania, Estados Unidos, su nombre es Benny, tiene tres años, y pasó gran parte de su vida en el refugio Pennsylvania SPCA hasta que fue adoptado en calidad de “tránsito” por Nick Franco y Kari MacDonald, pareja que se negaba a una adopción definitiva tras la tristeza que les había provocado la reciente pérdida de su anterior hijo de cuatro patas. Sin embargo, esa resistencia cambió con un maravilloso gesto de Benny.
Sucede que, un día, cuando los tres volvían de hacer los mandados, notaron un comportamiento extraño por parte de Benny al llegar a su hogar. Inmediatamente, saltó con todas sus fuerzas del auto y comenzó a tirar fuerte de su correa.
Al ingresar a la vivienda, notaron que algo estaba pasando: “Nos dimos cuenta de que algunas cosas estaban en desorden”, relata Nick.
Benny, por su parte, no dejaba de olfatear cada rincón y gruñir. “Mientras esto sucedía, miré alrededor y me di cuenta de que nos habían robado”.
De repente, se sintió un ruido en la planta alta: “La persona todavía estaba en nuestra casa”.
Sin dudarlo y viendo el comportamiento de Benny, Nick decidió gritar: “Sal de mi casa ahora mismo. Mi perro va a subir por las escaleras. Él no está feliz”. Automáticamente, el ladrón abrió la ventana y escapó corriendo sin haberse podido llevar nada.
Y fue este maravilloso y valiente modo de proceder de Benny el que ayudó a la pareja a decidirse a que ese tránsito se convirtiera en algo mucho más que permanente, pues, a partir de ese momento fueron y son una familia con todas las letras. 🙂
“Ya estábamos considerando la idea de adoptarlo. Los dos nos enamoramos de él con bastante rapidez, el segundo o tercer día”.
Y??!!! Qué me dicen??? Aún siguen con la idea esa de que los Pitbull son una raza peligrosa???!! Espero que, si algunos mantenían la duda, esta nueva historia los convenza de que sólo somos los humanos los peligrosos, quienes señalamos a los demás seres con aires de superioridad quién sabe sacados de dónde. Nosotros somos los que tenemos que ser reformados, no los pobres animales. Sólo cuando TODOS entendamos que somos NOSOTROS quienes tenemos el poder de educar y enseñar a nuestros amigos de cuatro patas, sólo ahí, las cosas van a empezar a cambiar. Ellos son y serán aquello que nuestro camino les marque. Seamos ejemplo, gente. Porque, ellos, desde su esencia más pura, lo son y, los hechos, lo demuestran a diario. Así que, mi humilde consejo para este día y los que vendrán, es que, además de convertirnos en modelo, también nos dejemos educar por ellos y sus maravillosas enseñanzas que nacen nada más y nada menos que de su extraordinario corazón. 🙂 ❤
Silvina Rodríguez Gáspari
FUENTE: https://notasdemascotas.com
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